La DANA nos arrasó. Por dentro y por fuera.
A 7 meses del fatídico 29 de octubre, el panorama sigue siendo desolador. Llevamos en la mochila el drama compartido de 228 muertes evitables, el trauma de haberlo perdido todo de manera violenta e inesperada, el desconsuelo de haber visto en primera persona cómo se ahogaban nuestras comunidades mientras nuestros gobiernos miraban para otro lado. Un dolor que está siendo sostenido en el tiempo y viene directamente producido por la negligencia y el ninguneo de nuestra clase política e instituciones, más pendientes de salvar el pellejo que de rectificar, pedirnos perdón, y asumir su responsabilidad directa en esta catástrofe histórica.
A 7 meses de la DANA, 228 muertes, 0 responsables. Y esto a mi entender, es darle a la ciudadanía un trato más violento que la propia agua enfurecida que tuvimos que sortear el 29 de octubre para poder sobrevivir. La decepción posterior con respecto a la actuación de nuestros gobiernos está teniendo un mayor calado que la profundidad y fuerza con la que vino el agua aquella tarde de martes. Y ese desgarro es lo que no nos deja vivir.
¿A qué se refieren nuestros políticos cuando hablan de reconstrucción? Es necesario poner la mirada no solo en las infraestructuras y en el apoyo psicológico a la ciudadanía si no en la JUSTICIA. Porque ni nos previnieron, ni nos socorrieron. Nos soltaron de la mano. Nunca volveremos a ser las mismas personas.
Solo la justicia nos sacará del verdadero barro. Solo una justicia justa conseguirá que recuperemos esa paz individual y colectiva tan necesaria para vivir nuestro día a día con amabilidad hacia nosotros mismos y hacia los demás.
Pepa Ferrer. Equipo de Trabajo. Asociación Damnificados DANA Horta Sud